El Señor nos ha dado el día de reposo para nuestro beneficio y ha mandado que lo santifiquemos. Observar el día de reposo muestra nuestro compromiso de honrar y adorar a Dios, y guardar nuestros convenios; nos acercará más al Señor y a nuestra familia; nos dará una perspectiva eterna y fortaleza espiritual. El día de reposo también nos permite descansar de nuestras labores físicas y adorar al Señor.
- ¿De qué bendiciones disfruta al santificar el día de reposo? ¿Cómo sabe lo que es y no es apropiado en el día de reposo? ¿Por qué es importante que asista a sus reuniones dominicales?
- ¿Por qué es importante que las jóvenes entiendan por qué tenemos un día de reposo? ¿Cómo puede inculcarles el deseo de honrar el día de reposo? ¿Cómo puede ayudar a las jovencitas a determinar por sí mismas qué actividades son adecuadas para el día de reposo?
- ¿Cómo es posible saber qué debemos y qué no debemos hacer el día de reposo?
- ¿Les gustaría tener una lista de esas actividades?
Explique a la clase que en la antigüedad, el pueblo de Israel no siguió las normas que se le habían dado para guardar sagrado el día del Señor; para que supieran exactamente qué les estaba permitido y qué se les prohibía, los rabinos les imponían ciertas reglas estrictas. Por ejemplo:
1. “No se debía atar ni desatar cierto tipo de nudos. Pero estaba permitido deshacer un nudo que se pudiera desatar con una sola mano.
2. “No se debía apagar ni encender ningún fuego.
3. “Los viajes se limitaban a una distancia menor de dos kilómetros. Esa distancia, que llegó a conocerse con el nombre de ‘una jornada de día de reposo’, se estableció midiendo la distancia de ida y vuelta que había entre el tabernáculo que tenía Israel en la época de Moisés y las tiendas del campamento más alejado. Si una persona recorría un camino más largo, se consideraba que estaba trabajando y, por lo tanto, cometía un pecado” (“Is It Lawful to Do Good on the Sabbath”, New Testament Daily Teacher Manual, manual de seminario, 1980–1981, pág. 97).
4. También existía la duda sobre si estaba permitido comer un huevo que una gallina hubiera puesto el domingo, alegando que la gallina no conocía la ley. Había rabinos que lo permitían y había otros que lo prohibían (véase de Albert E. Bailey, Daily Life in Bible Times, Nueva York: Charles Scribner’s Sons, 1943, pág. 255).
Dígales que, en lugar de esas restricciones, en nuestros tiempos se nos han dado otras instrucciones con respecto al día de reposo.
“En nuestros días, el Señor ha hecho mucho hincapié en la observancia del día de reposo…
“Por el hecho de vivir en una sociedad que se dedica a profanar el día de reposo, debemos… vivir en el mundo pero no ser del mundo… “No tenemos por qué hacer compras el domingo. En la ciudad de Sión no se hará compra alguna el día del Señor.
“No tenemos por qué participar en actividades recreativas, ni cazar ni pescar los domingos.
“Si realmente nos lo proponemos… observaremos el día de reposo de acuerdo con las instrucciones que el Señor nos da… en Doctrina y Convenios” (Marion G. Romney, “Conference Report”, abril de 1974, págs. 116–117).
- De acuerdo con lo que dice en Doctrina y Convenios 59:9, ¿cuál es uno de los propósitos principales del día de reposo? (Que nos conservemos sin mancha del mundo.)
- ¿Qué haremos para darnos cuenta de si determinada actividad nos conservará sin mancha del mundo?
Escriba en la pizarra las preguntas que están a continuación y diga a las jovencitas que las copien en la columna de la derecha del papel que tienen.
- 1. ¿Es la actividad para hacer algún bien?
- 2. ¿Elevará el espíritu?
- 3. ¿Lo haría Jesús?
Que las alumnas contesten esas tres preguntas y evalúen las actividades que por lo general llevan a cabo los domingos.
Escribir las palabras “¿Me acerca más esta actividad al Padre Celestial?” en una hoja de papel y colocarla en un lugar destacado de la casa como recordatorio de las actividades del día de reposo.
Prepare para cada joven una hoja de papel con un dibujo que tenga el aspecto de una regla de medir. Debe ser similar a la ilustración que se encuentra a continuación:
Esas tres preguntas son pautas que nos ayudan a decidir si es apropiado o no realizar cierta actividad el domingo. Esa forma de encararlo requiere más madurez que el tener reglas específicas para cada situación que pudiera surgir. Si tenemos presente el propósito del día de reposo y si nuestra meta es conservarnos sin mancha del mundo, seremos más capaces de decidir con prudencia cuáles son las actividades apropiadas para ese día.
Después de analizar con la clase esas tres ideas, lea las siguientes palabras de uno de los presidentes de la Iglesia:
“Ya sea en casa o en la Iglesia, nuestros pensamientos y conducta deben estar siempre en armonía con el espíritu y el propósito del día de reposo. Los lugares de diversión, aunque tengan un fin bueno en los momentos apropiados, no contribuyen al progreso espiritual ni nos conservarán ‘sin mancha del mundo’, sino que más bien nos privarán de la ‘abundancia de la tierra’ que se promete a los que cumplan la ley del día de reposo. Los que tienen el hábito de violar el día del Señor, al no hacer de éste un ‘día santo’, pierden la oportunidad de tener el alma llena de gozo por un dedal de placer; de esa manera, prestan demasiada atención a sus deseos físicos pagando por ello el alto precio de su bienestar espiritual” (Harold B. Lee, Decisions for Successful Living, Salt Lake City: Deseret Book Company, 1973, págs. 147–148).
Entregue a cada alumna una de las hojas en las que dibujó la regla y exhórtelas a observar más fielmente el día del Señor evaluando sus actividades de acuerdo con las tres normas que han recibido. Expréseles su testimonio de la importancia de conservar sagrado el día de reposo y de las bendiciones que se reciben por hacerlo.
Léales la siguiente cita del presidente Ezra Taft Benson:
“El propósito del día de reposo es elevarnos espiritualmente, renovar nuestros convenios, adorar al Señor, descansar y orar. Tiene como objeto que alimentemos el espíritu a fin de que, al obedecer ese mandamiento de Dios, nos conservemos sin mancha del mundo” (God, Family, Country: Our Three Great Loyalties, Salt Lake City: Deseret Book Company, 1974, págs. 10–14).
Recordarle siempre
La Santa Cena consiste en participar de pan y agua. El pan partido nos recuerda el sufrimiento y la muerte físicos que Cristo venció por nosotros, y los vasitos de agua nos recuerdan el sufrimiento espiritual que hizo que sangrara por cada poro para la remisión de nuestros pecados. La Santa Cena es un poderoso recordatorio del precio que el Salvador pagó al expiar por nosotros.
“No hay duda de que esa es la razón por la que recibimos esa ordenanza particular, con todos sus simbolismos, más regularmente y con más frecuencia que ninguna otra en la vida”, dijo el élder Holland. “Se presenta en lo que se conoce como la más sagrada, la más santa de todas las reuniones de la Iglesia”.
Lee el discurso completo del élder Holland, “Haced esto en memoria de mí”.
Aprende más sobre cada convenio en el sendero del convenio.
Preguntas para el análisis
- ¿Cuál es la mejor manera de determinar si una actividad es apropiada y edificante para hacerla en el día de reposo?
- ¿De qué manera podemos hacer del domingo un “día de reposo”?
- ¿De qué bendiciones podemos gozar si guardamos el día de reposo? (véase Doctrina y Convenios 59:9–21).
- ¿De qué manera influye nuestro modo de vestir en la forma en que adoramos y en las actividades que realizamos en el día de reposo?
- ¿Qué bendiciones pueden recibir al santificar el día de reposo?
- ¿Por qué no hay una lista de lo que se puede y no se puede hacer el día de reposo?
- ¿Cómo pueden saber si están santificando el día de reposo?
- ¿De qué manera el santificar el día de reposo puede ser una protección y una bendición en su vida?
“Cuando llegue la mañana del domingo, ayúdenlos a estar bien descansados, a vestirse apropiadamente y a estar espiritualmente preparados para participar de los emblemas de la Santa Cena y recibir la luz, la edificación y el ennoblecedor poder del Espíritu Santo… [Honren] el día de reposo, todo el día; y sientan las bendiciones espirituales de ello toda la semana”.
Élder L. Tom Perry, “El día de reposo y la Santa Cena”, Liahona, mayo de 2011, pág. 9
No debo olvidar la importancia que tengo en participar en la Santa Cena y de ser obediente al guardar el Día de Reposo; y al seguir la regla recibiré gran gozo en mi alma. Gracias por la reflexión.