Las Escrituras contienen la palabra de Dios. Los profetas de los últimos días nos aconsejan que estudiemos las Escrituras todos los días, tanto en forma individual como con nuestra familia. El estudio de las Escrituras puede ayudarnos a conocer a nuestro Padre Celestial y a Jesucristo, darnos poder para resistir la tentación y fortalecernos en nuestros desafíos.
- ¿De qué forma las Escrituras han sido una bendición en su vida? ¿Qué experiencias puede compartir con las jóvenes?
- ¿Qué pasajes de las Escrituras piensa que podrían ser significativos para las jóvenes de la clase? ¿Qué puede hacer para ayudar a las jóvenes a que el estudio de las Escrituras sea más significativo y eficaz?
Muestre a las jóvenes algunos artículos que sirvan para guiar, como un mapa, una brújula o un dispositivo GPS. ¿De qué modo son las Escrituras como esos objetos? Invite a las jóvenes a compartir una experiencia en la que hayan encontrado guía y dirección en las Escrituras.
Coloque a la vista de las jóvenes uno o más de los siguientes artículos que haya llevado: una lata de comida envasada sin la etiqueta, una botella de líquido sin la etiqueta, un molde (patrón) de vestido o blusa sin las instrucciones o una receta complicada sin las instrucciones para prepararla. Hágales notar lo que le falta a cada artículo.
• ¿Qué valor tienen estos artículos en su condición presente?
• ¿Sabrían cómo utilizarlos?
• ¿Qué valor tienen las instrucciones? (Nos dan direcciones y nos ayudan a saber cómo utilizar un artículo o lograr algo que nos propongamos hacer.)
• ¿Cuándo nos hacen falta instrucciones para vivir?
• ¿Dónde encontramos instrucciones escritas para toda nuestra vida? (Muéstreles ejemplares de cada uno de los libros de Escrituras.)
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Invite a las jóvenes a leer 2 Timoteo 3:16–17 y 2 Nefi 32:3. ¿Qué enseñan estos pasajes de las Escrituras sobre la importancia del estudio de las Escrituras? Como clase, repasen la lista de los pasajes de las Escrituras que han guiado la vida del élder Richard G. Scott (en su discurso “El poder de las Escrituras”). Pida a cada jovencita que haga su propia lista de pasajes que le hayan servido de guía. Pídales que compartan sus pasajes con la clase y que expliquen cómo han guiado su vida.
Trabajar en la experiencia 1 del valor Elección y responsabilidad del Progreso Personal y hacer un plan para desarrollar el hábito del estudio diario de las Escrituras o mejorar el estudio de las Escrituras.
Una hija de Dios puede tomar decisiones prudentes y resolver problemas. Lee 1 Nefi 15:8; 2 Nefi 32:3; Alma 34:19–27; Éter 2–3; y Doctrina y Convenios 9:7–9. Sigue un programa de estudio regular de las Escrituras y ora con regularidad a fin de recibir ayuda al tomar decisiones personales tales como elegir buenas amistades, ser amable con los demás, levantarte a tiempo u otras decisiones. Habla con uno de tus padres o con un líder acerca de la forma en que el estudio regular de las Escrituras y el orar con regularidad te ayudó a tomar decisiones correctas.
Encuentra un tierno imprimible para trabajar en esta experiencia!
Dígales que les va a leer el relato de Parley P. Pratt, uno de los primeros líderes de la Iglesia, de la experiencia que tuvo al leer el Libro de Mormón:
“Lo abrí ansiosamente y leí lo que decía en la cubierta; después leí el testimonio de varios testigos sobre la forma en que se había encontrado y traducido. A continuación, empecé a leer su contenido, página por página. Leí todo el día; comer era un fastidio, pues no sentía deseos de ingerir alimentos; al llegar la noche, era un fastidio dormir, pues tenía más interés en seguir leyendo.
“Mientras leía, el Espíritu del Señor me acompañaba, y comprendí y supe, con tanta claridad y lucidez como un hombre sabe que existe, que el libro era verdadero. Mi gozo llegó a su plenitud y me regocijé hasta el punto de recibir con creces el pago por todos los sufrimientos, sacrificios y trabajos que había pasado” (Autobiografía de Parley P. Pratt, Salt Lake City: Deseret Book Company, 1938, pág. 37).
Pida a la joven a quien se lo haya asignado previamente que lea el trozo titulado “La meditación no es absurda”:
“En pequeña escala, aprendí la forma en que todos los santos hombres de Dios llegan a conocer a Dios y al evangelio. No se trata de un don que se da a un pequeño grupo selecto, sino de una bendición que se basa en el principio de la obediencia, las largas horas de dedicación y el estudio.
“Al leer las Escrituras… aprendí algunos detalles esenciales de la meditación y la indagación.
“1. Orar siempre antes de empezar a leer las Escrituras. Es preciso concentrarse y estar libre de todo lo mundano. Además, se debe orar mientras se lee, cuando ciertos conceptos del evangelio iluminan el alma o cuando surgen interrogantes. No debemos vacilar en dirigirnos a nuestro Padre.
“2. Tener siempre a mano lápiz y papel mientras se lee. Esta es una actividad estimulante y muchas veces la mente un poco confusa se llena de buenas ideas, metas y pensamientos interesantes.
“3. ¡Ir despacio! Este estudio no es una carrera. Ya no es necesario terminar una cantidad determinada de capítulos antes de ir a acostarse; se puede pasar varios días estudiando un capítulo o un versículo. Si aprendemos pasajes de memoria, brotarán de éstos significados escondidos que no habíamos reconocido, sentidos que tienen aplicación a nuestra vida actual.
“4. Hacer preguntas mientras se lee… Indagar y después suplicar al Señor. Al hacer preguntas, las puertas de mi corazón se abrieron y dieron entrada al Espíritu Santo para que morara en mí.
“5. Durante el día, detenerse varias veces en lo que se esté haciendo y meditar sobre ese concepto que se ha tratado de entender. Por ejemplo, si consideramos la idea ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo’, debemos repetirnos mentalmente el pasaje, llevar el pensamiento escrito en un pequeño trozo de papel y evaluar cada una de nuestras acciones de acuerdo con él.
“Para todo esto, es necesario obligarse a dedicarle tiempo; es un acto de renovación diaria. Al renovar así nuestro punto de vista, tenemos la recompensa de ver que nuestra vida sigue una dirección nueva e incluso de recibir revelación diariamente.
“Esa meditación nos lleva a adquirir una comprensión verdadera y más profunda del evangelio, de nuestra misión y de la gloria de Dios. Al reflexionar, muchas veces preparamos el camino para que la dulce paz del Espíritu Santo entre en nuestro corazón y nos ilumine todo el ser con la verdad…
“El presidente Joseph Fielding Smith dijo: ‘Toda mi vida he estudiado y meditado sobre los principios del evangelio y he procurado vivir de acuerdo con las leyes del Señor. Como resultado de ello, mi corazón se ha llenado de un gran amor por El y por Su obra, y también por todos los que tratan de llevar a cabo Sus propósitos en la tierra’ (“Conference Report”, oct. de 1971, pág. 6; cursiva agregada).
“Dedicar tiempo a la meditación. Esto es la clave para recibir gozo y conocimiento increíbles acá en la tierra.
“El Salvador dijo: ‘…Os dejo estas palabras para que las meditéis en vuestro corazón, junto con este mandamiento que os doy, de llamarme mientras estoy cerca.
“ ‘Allegaos a mí, y yo me allegaré a vosotros…’ (D. y C. 88:62–63)” (Susan Hill,
“Pondering Isn’t Preposterous”, New Era, mayo de 1976, págs. 49–50).
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Dé a cada alumna un marcador de libros de los que preparó (vea la muestra al final de la lección). Pida a las jovencitas que escriban en la parte de atrás una hora determinada en la que estudiarán las Escrituras todos los días. Hágales comprender que aun cuando lean unos pocos versículos, o sólo uno, todos los días, recibirán de ello un gran beneficio. Dígales que usen el marcador para indicar el lugar donde hayan dejado de leer y como un símbolo del compromiso que se han hecho de estudiar las Escrituras diariamente, y de que el estudio y la meditación de las Escrituras son las llaves que les abrirán la puerta hacia la salvación y la felicidad.
Que genial, salvaron mi clase!!! Saludos y gracias ✌✌