“Humildemente quisiera instar a todos… a mantenerse en estrecha comunicación con nuestro Padre Celestial por medio de la oración”.
Preguntas
• El presidente Benson dijo “no dejen pasar un día” sin la oración personal (véase la sección 1). ¿De qué forma se le ha bendecido gracias a la oración personal?
• En la sección 2, el presidente Benson menciona varias bendiciones que reciben las familias que oran juntas con regularidad. ¿En qué oportunidades ha visto que la oración familiar traiga esas bendiciones? ¿Qué podemos hacer para que la oración familiar sea una prioridad?
• Considere las cinco sugerencias del presidente Benson que están en la sección 3. ¿De qué modo cada una de esas sugerencias nos ayudan a “mejorar la comunicación con el Padre Celestial”? Piense en lo que hará para seguir esas palabras de consejo.
• ¿De qué manera las palabras del presidente Benson de la sección 4 pueden ayudar a alguien que dude del poder de la oración? ¿Qué palabras de testimonio puede añadir usted al testimonio del presidente Benson?
– Planear comenzar la clase con el himno “¿Pensaste Orar?” (Himnos, No 81; o Principios del Evangelio, pág. 354).
– Video: La preparación de Ezra Taft Benson: La oración de un misionero
– Considere las cinco sugerencias del presidente Benson que están en la sección 3. ¿De qué modo cada una de esas sugerencias nos ayudan a “mejorar la comunicación con el Padre Celestial”? Piense en lo que hará para seguir esas palabras de consejo.
– Para que podamos comunicarnos de un modo significativo con nuestro Padre Celestial por medio de la oración, debemos dedicarle tiempo.
“Un maestro de religión sugirió a sus alumnos que dedicaran al menos quince minutos al día a la oración personal. ¡Pero muchos miembros de la clase consideraron esos quince minutos un tiempo irrazonablemente largo! Después de la clase, una de las alumnas se acercó a él y le dijo: ‘Yo no creo que pueda pensar en tantas cosas que decir’.
“El maestro le preguntó: ‘Dígame, ¿no dedica usted por lo menos un tiempo igual a ése todos los días conversando con su mejor amiga?’.
“ ‘Desde luego que sí’, le contestó la joven.
“ ‘Entonces, reflexione un poco’, le dijo el maestro, ‘sobre la razón por la cual tiene usted más asuntos que conversar con su amiga que los que tiene para conversar con el Señor’ ” (Karen Lynn, “Prayer: The Heart of the Sabbath”, Ensign, enero de 1978, pág. 31).
- ¿Por qué el meditar calladamente en sus bendiciones y en sus necesidades llevaría a esa joven a encontrar más asuntos de los cuales hablar en sus oraciones?
- ¿Por qué es importante que aprendamos a satisfacer nuestras necesidades por medio de la oración?
- Lean Alma 37:37. ¿Cómo nos bendice el Señor cuando oramos?No debemos limitarnos a establecer un número de temas para la ora- ción; antes bien, debemos tratar con nuestro Padre Celestial todo lo que se relacione con nuestra vida personal: nuestro trabajo, nuestra familia y nuestros conflictos interiores.
“La oración es algo que lleva a nuestra alma a la humildad, que ensan- cha nuestra comprensión de las cosas, que despierta la mente. La ora- ción nos acerca más a nuestro Padre Celestial… Tenemos necesidad de Su ayuda… Necesitamos la guía de Su Santo Espíritu… Nos hace falta avivar nuestro entendimiento por medio de la inspiración que pro- viene de Él, y por esas razones oramos a Él, para que nos ayude a vivir de tal manera que lleguemos a conocer Su verdad y podamos andar en Su luz, cumpliendo así con los muchos mandamientos que nos han sido dados para que, por medio de nuestra fidelidad y obediencia, podamos volver nuevamente a Su presencia” ( José Fielding Smith, Take Heed to Yourselves!, 1966, pág. 344).
La oración de Ciro
(Sam Walter Foss, “The Prayer of Cyrus Brown”, en Stars to Steer By, ed. por Louis Untermeyer, Nueva York: Harcourt, Brace and Co., 1941, págs. 301–302. Traducción libre).
– Dígales que, con el fin de ayudarnos a acercarnos más a El, nuestro Padre Celestial nos ha dado y nos da, por medio de nuestros líderes, muchos consejos sobre la forma de orar. Pida a la hermana a quien se lo había asignado que lea las sugerencias del élder H. Burke Peterson, de los Setenta, y luego analícelas con la clase.
“Cuando sientas la necesidad de comunicarte con el Señor o de mejorar las conversaciones que tienes con El, o sea de orar, te sugiero este procedimiento: ve adonde puedas estar solo, donde puedas pensar, donde te sea posible arrodillarte, donde puedas dirigirte a El en voz alta. El dormitorio (recámara), el cuarto de baño o cualquier otro lugar donde estés a solas será apropiado. Antes de empezar, visualízalo con los ojos de la imaginación; piensa a quién le estás hablando, controla tus pensamientos sin dejarlos ir a la deriva; háblale como tu Padre y tu Amigo que es. Dile lo que realmente sientas que debes decirle, no frases livianas que no tengan mucho sentido, sino una conversación sincera, de corazón con El. Confía en El, pídele perdón, suplícale, disfruta de ese momento de intimidad con El, agradécele, exprésale tu amor; después, presta atención a Sus respuestas… Las respuestas del Señor son casi siempre muy quedas; en realidad, son muy pocas las personas que las oyen con sus oídos. Debemos concentrarnos y prestar mucha atención, de lo contrario no las reconoceremos. La mayoría de las respuestas que El nos da las sentimos en nuestro corazón como una impresión cálida y agradable; a veces nos vienen en forma de pensamientos. Pero sólo las reciben los que están preparados y son pacientes” (“Conference Report”, octubre de 1973, pág. 13).
– Coloque a la vista de la clase la lámina del Salvador orando en Getsemaní. Dígales que se fijen bien en ella y que mencionen los detalles que se aprenden sobre la oración al observar esa lámina. Dirija este análisis para que reconozcan elementos como la humildad, la soledad, la fe, la posición de rodillas, la concentración y la meditación.
– Cometido para las hermanas: Piense en alguna prueba difícil con la que se esté enfrentando en estos momentos. Al decir sus oraciones, dé gracias al Señor por todas las bendiciones en que pueda usted pensar. En seguida, pídale al Señor que le ayude al esforzarse por resolver sus problemas. Al orar, recuerde seguir los pasos que se mencionan en D. y C. 88:62–64 y recuerde las bendiciones que se prometen.
realmente son una gran bendicion y una gran ayuda; disculpa como hago para bajar las citas que ponen tan lindas, para complementar las lecciones? gracias