“El testimonio de la ley del diezmo se obtiene al vivirla” Howard W. Hunter
Si lo considera apropiado, utilice la siguiente actividad o una de su preferencia para comenzar la lección.
Ponga a la vista el dinero que llevó a clase (la moneda o el billete).
• ¿Qué representa este dinero?
Deje que los miembros de la clase den algunas respuestas breves y después indique que, dependiendo de la forma en que se utilice el dinero, éste podría representar varias cosas y conceptos. Por ejemplo, puede representar bienes materiales, poder, avaricia o los artículos básicos de primera necesidad.
Para terminar el análisis, haga hincapié en que si el dinero se utiliza de cierta forma, aun en pequeñas cantidades, puede representar nuestro deseo de querer ayudar a edificar el reino de Dios, y también nuestra preocupación por los demás, nuestra fe, nuestra obediencia y nuestro amor por el Señor. Explique que en esta lección se analiza cómo podemos edificar el reino y prestar servicio a los demás por medio del pago de los diezmos.
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La definición del Señor de la ley del diezmo es sencilla
- Repase la definición de la ley del diezmo que figura en la sección 1. ¿Qué es el diezmo? ¿Que aprendemos del presidente Hunter en cuanto a la sencillez de la ley del diezmo?
- Doctrina y Convenios 119:4—¿Qué es “la décima parte de todo su interés anualmente”?
El presidente James E. Faust, Consejero de la Primera Presidencia, explicó: “La ley del diezmo es sencilla: Pagamos anualmente una décima parte de nuestro interés personal [véase D. y C. 119:4]. La Primera Presidencia ha interpretado que la palabra interés significa ganancia [véase el Manual General de Instrucciones, 1989, sección 9, pág. 1]. La cantidad que representa diez por ciento de nuestra ganancia personal depende de cada uno de nosotros y de nuestro Creador: no existen reglas legalistas” (“Abrid las ventanas de los cielos”, Liahona, enero de 1999, pág. 67).
- El profeta José Smith recibió una revelación sobre el diezmo el 8 de julio de 1838 en Far West, Misuri. Lea D. y C. 119:3–4 con los miembros de la clase. Según se revela en estos versículos, ¿cómo define el Señor lo que es el diezmo?
Con el fin de que los miembros de la clase comprendan qué constituye un diezmo íntegro, lea las siguientes declaraciones:
La Primera Presidencia definió lo que es el diezmo de la siguiente manera: “La declaración más sencilla que conocemos sobre esto es la que dio el Señor mismo, a saber, que los miembros de la Iglesia deben pagar ‘la décima parte de todo su interés anualmente’, lo cual debe entenderse como los ingresos anuales. Nadie está justificado en hacer ninguna otra declaración” (Carta de la Primera Presidencia, fechada el 19 de marzo de 1970).
El presidente Joseph Fielding Smith, del Quórum de los Doce, explicó: “Es extraordinario cuántas excusas e interpretaciones se han dado acerca de lo que constituye el diez por ciento… Sin embargo, está escrito que con la medida que midamos se nos medirá a nosotros. Si somos tacaños con el Señor, él también puede serlo con nosotros, o en otras palabras, puede retener Sus bendiciones” (Church History and Modern Revelation, 2 tomos, 1953, tomo II, pág. 92).
La ley del diezmo existió desde el principio y continúa en la actualidad
- ¿Qué percepciones ha adquirido con las enseñanzas del presidente Hunter sobre la historia del diezmo? (véase la sección 2). ¿Por qué cree que el presidente Hunter deseaba que entendiéramos que la ley del diezmo “ha sido y es una ley universal”?
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Pida a las hermanas que busquen Malaquías 3:8–10 y D. y C. 64:23 y compartan las promesas que se hacen a los pagadores de diezmos. Pida a las hermanas que lean D. y C. 119 con el fin de averiguar lo que el Señor espera de nosotros al pagar los diezmos (explique que “interés” es nuestra “ganancia” anual). Reparta papeletas de donativos y permita que las hermanas se expliquen mutuamente cómo utilizarlas. Comparta la forma en que ha sido bendecida al pagar el diezmo.
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¿Por qué creen que el Señor requiere diezmos de los miembros de la Iglesia? (Para que reciban bendiciones y tengan progreso individual y para la expansión de la Iglesia.)
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Lea Malaquías 3:8–9 o 3 Nefi 24:8–9 con los miembros de la clase. ¿De qué manera “robamos a Dios” si no pagamos los diezmos y las ofrendas? (Si lo desea, pida a los miembros de la clase que lean D. y C. 59:21 y 104:14 durante el análisis de esta pregunta.)
• Lea Malaquías 3:10–12 o 3 Nefi 24:10–12 con los miembros de la clase. ¿Qué promete el Señor a quienes paguen los diezmos? (Anote las respuestas de los miembros en la pizarra.)
El élder John A. Widtsoe, del Quórum de los Doce, habló de las bendiciones espirituales que se reciben al pagar el diezmo:
“La persona que pague el diezmo establece una comunión con el Señor. Ésa es la recompensa más linda. La obediencia a la ley del diezmo, como a la de cualquier otra ley, trae un profundo gozo interior, una satisfacción y una comprensión que no se puede obtener de ninguna otra forma. En un sentido real, el hombre se convierte en socio, muy humilde por cierto, del Señor en el formidable programa eterno que se ha establecido para la salvación del género humano. Los principios que provienen de la verdad son más claros de comprender y el vivirlos se hace más fácil. Se establece una nueva cercanía entre el hombre y su Hacedor. La oración se hace más natural; la duda desaparece, la fe avanza, la certeza y la valentía alientan el alma. El sentido espiritual se agudiza; la voz eterna se escucha más claramente. El hombre se llega a parecer más a su Padre Celestial” (en Deseret News, 16 de mayo de 1936, Sección de la Iglesia, pág. 5).
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Con el diezmo, damos un obsequio y también pagamos una obligación
- ¿Cómo es que con los diezmos “[damos] un obsequio al tiempo que pagamos una obligación”? (véase la sección 3). ¿De qué manera el pagar el diezmo demuestra el amor que le tenemos al Señor? ¿En qué forma podemos llegar a sentir que pagar el diezmo es un privilegio y no una carga?
Haga hincapié en que debemos pagar el diezmo porque amamos al Señor y tenemos fe en Él, y no solamente porque necesitamos bendiciones.
• ¿Por qué el pago de los diezmos demuestra que sentimos amor por el Señor? ¿En qué forma influye eso en nuestra relación con Él?
• El élder Joseph B. Wirthlin, del Quórum de los Doce, dijo que el “pago del diezmo tiene mucha más relación con la fe que con el dinero” (“La integridad”, Liahona, julio de 1990, pág. 40). ¿Por qué tiene que ver el diezmo más con la fe que con el dinero?
• ¿Por qué en ocasiones resulta difícil pagar el diezmo? ¿Qué podemos hacer para superar esa dificultad? (Invite a los miembros de la clase a relatar sucesos en los cuales ellos u otras personas que conozcan hayan tenido que superar situaciones difíciles para poder pagar el diezmo.)
- Lea 2 Corintios 9:6–8 con los miembros de la clase. ¿Qué podemos hacer para seguir ese consejo en lo que se relaciona con el diezmo y con las ofrendas? ¿Por qué es importante nuestra actitud y nuestra motivación cuando pagamos el diezmo y las ofrendas?
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Una ofrenda al Señor debe costarle al dador algo de valor
- ¿Por qué una ofrenda al Señor debe costarle al dador algo de valor? (véase la sección 4). ¿Cómo se puede superar cualquier desafío o renuencia que se tenga para pagar el diezmo?
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Lea la siguiente declaración del presidente Joseph F. Smith:
“Por este principio (diezmos) se pondrá a prueba la lealtad de los miembros de la Iglesia… Este principio es de mucha importancia, porque por medio de él se sabrá si somos fieles o infieles; es tan esencial, en este respecto, como la fe en Dios, como el arrepentimiento del pecado… o como la imposición de manos para recibir el don del Espíritu Santo” (Doctrina del Evangelio, pág. 219).
Haga hincapié en el hecho de que el principio más importante que siempre debemos recordar con respecto a la ley del diezmo es que lo pagamos porque amamos al Señor y tenemos fe en El y no sólo porque tenemos dinero o necesitamos alguna bendición.
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Lea el siguiente consejo del élder Marvin J. Ashton, del Quórum de los Doce:
“Una buena administración económica en todo hogar Santo de los Últimos Días comienza con el pago de un diezmo íntegro. Si al recibir nuestro sueldo hacemos que el diezmo y las ofrendas de ayuno se conviertan en nuestra obligación principal, entonces se fortalecerá nuestro cometido a ese importante principio del Evangelio y disminuirá la posibilidad de una mala administración financiera. El pagar sin demora el diezmo a Él, que no viene en persona a cobrar todos los meses, nos enseñará a nosotros y a nuestros hijos a ser más honrados con aquellos que sí lo hacen” (One for the Money: Guide to Family Finance [folleto, 1992], pág. 3).
El pago del diezmo trae grandes bendiciones
- Repase las muchas bendiciones que el presidente Hunter dice que se reciben por pagar el diezmo (véase la sección 5). ¿En qué ocasiones ha visto esas bendiciones en su vida?
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Si puede conseguir Doctrina y Convenios y la historia de la Iglesia: presentaciones en video (53912 002), considere mostrar “Las ventanas de los cielos”, un segmento de 11 minutos de duración, durante el análisis acerca del diezmo.
- Divida la clase en dos grupos. Pida a uno que lea el artículo del presidente Henry B. Eyring “Las bendiciones del diezmo” y pida al otro que lea los párrafos 2–13 del discurso del élder David A. Bednar “Las ventanas de los cielos”. Pida a cada grupo que haga una lista de las bendiciones que se reciben al pagar el diezmo y que escriban las bendiciones en la pizarra. Invite a las hermanas a compartir las bendiciones que hayan recibido ellas y sus familias al pagar el diezmo. Pregúnteles cómo el vivir la ley del diezmo ayudará a su matrimonio y familia.

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El milagro del diezmo
El presidente Hinckley enseña acerca del milagro del diezmo.