“Que estos años, en el ocaso de la vida, sean sus mejores años mientras viven, aman y sirven plenamente. Y que Dios bendiga a aquellos que los atienden en sus necesidades: su familia, sus amigos y los miembros y los líderes de la Iglesia”.
El Señor conoce y ama a la gente mayor y les ha conferido muchas de Sus mayores responsabilidades.
- ¿De qué maneras se ha beneficiado con “la sabiduría y la experiencia” de personas mayores que usted?
Podemos aprovechar al máximo los años de la tercera edad.
- En la sección 2, el presidente Benson enumera ocho cosas que las personas mayores pueden hacer para “aprovechar al máximo los años de la tercera edad”. Considere cada sugerencia. ¿De qué forma pueden esas sugerencias enriquecer nuestra vida sin importar la edad que tengamos?
El prestar servicio a los demás ayuda a que los que han perdido seres queridos o los que le temen a la soledad sean sanados.
- ¿Por qué cree que el servicio es “la clave para superar la soledad y el sentimiento de inutilidad”? (véase la sección 3). ¿En qué ocasiones ha visto que eso es verdad?
En momentos de enfermedad y dolor, nuestra actitud y espíritu pueden permanecer fuertes.
- Medite en cuanto al consejo que nos da el presidente Benson cuando pasamos enfermedad y dolor (véase la sección 4). ¿De qué manera nos puede ayudar ese consejo a “[mantenernos] fuertes en actitud y espíritu”?
Es importante que las familias den a sus padres y abuelos de edad avanzada el amor, el cuidado y el respeto que ellos se merecen.
- Considere las enseñanzas del presidente Benson de la sección 5. ¿De qué formas pueden los hijos y los nietos honrar a sus padres y abuelos de edad avanzada?
- Relato: Ana tenía doce años cuando una de sus abuelitas se cayó y se fracturó una cadera; por eso tuvieron que operarla y colocarle un perno de metal en el hueso lesionado para enderezarlo y hacerlo sanar.Después de unos días, le dieron de alta en el hospital, pero los médicos sugirieron a la familia que la internaran en una casa de reposo donde pudiera convalecer rodeada de los cuidados que le harían falta en ese período. La mamá de Ana habló con los de la familia y les preguntó si estarían dispuestos a compartir las responsabilidades de atenderla, para que pudiera ir a vivir con ellos mientras se recuperaba; les explicó que tendrían que trabajar más, pues sería necesario lavarle la ropa de cama y los camisones (camisas de dormir), llevarle la comida a la cama, darle masajes con loción en la espalda y las piernas, ayudarle a hacer los ejercicios terapéuticos, llevarla en la silla de ruedas y animarla con conversación alegre.
Ana, Florencia y Margarita, sus dos hermanas gemelas que eran mayores que ella, y Benjamín, el hermanito de seis años, estuvieron de acuerdo y prometieron ayudar. Al principio, la abuela tenía que permanecer en la cama, y las dos muchachas mayores se encargaban de cambiarle las sábanas; una ayudaba a la abuela a ponerse de costado hacia un lado de la cama, mientras la otra tendía el otro lado; Ana y las gemelas se encargaban de prepararle y llevarle las bandejas con la comida y Benjamín le llevaba una palangana con agua para lavarse las manos y la cara. De vez en cuando, Ana cortaba una flor del jardín, la ponía en un pequeño florero y se la llevaba en la bandeja de la comida; esto siempre hacía sonreír a la abuela.
A Benjamín le gustaba frotarle los brazos y las manos con loción; mientras él lo hacía, la abuela le contaba cosas interesantes del abuelo, que había muerto antes de que él naciera. Una noche, el papá de los chicos le dio una bendición, porque ella había empezado a desanimarse por la lentitud de su recuperación.
Cuando se les dijo a las chicas que la música que escuchaban ponía nerviosa a la abuela, ellas empezaron a bajar el volumen para no molestarla. La mamá alquiló una silla de ruedas y un andador en una tienda especializada en suministros médicos. Poco a poco, la abuela fue recuperando las fuerzas; todos los días la sentaban unas horas en la silla de ruedas; Benjamín y Ana se turnaban para ayudarle a hacer los ejercicios que el doctor le había prescrito. A todos les gustaba empujar la silla de ruedas por los alrededores de la casa y por la vereda en los días soleados. Cuando por fin pudo ponerse de pie y tratar de caminar otra vez, el papá de los chicos la ayudó a sostenerse y apoyarse en el andador, que era muy liviano y que ella iba empujando para que le sirviera de sostén mientras recuperaba la fuerza en las piernas. Al cabo de un tiempo, pudo dejar de lado el andador y caminar sólo con la ayuda de un bastón.
El día que la abuela no necesitó más ni siquiera del bastón para caminar, todos los de la familia estaban encantados pero también un poco tristes porque sabían que eso significaba que ya podía volver a su casa; ella estaba muy agradecida a su familia por los cuidados recibidos, pero como era una persona muy independiente, también estaba deseando regresar a su hogar y a los muchos amigos que tenía en el vecindario donde vivía.
Análisis en la pizarra
Anote en la pizarra las cosas valiosas que aprendió la familia de Ana al tener que cuidar a la abuela en el hogar.
(Entre lo que anote quizás se encuentre lo siguiente: la cooperación entre los miembros de la familia, los diversos cuidados para atender a un enfermo, el valor de las bendiciones del sacerdocio, la compasión, el autodominio, la abnegación, la comprensión hacia el que sufre, el adaptarse a circunstancias nuevas en el hogar.)
• ¿En qué les habrá ayudado esa experiencia a prepararse para cuidar en el futuro de su propia familia?
Aquellos que tienen la bendición de tener una relación cercana con los abuelos u otras personas mayores gozan de un compañerismo valioso.
- ¿En qué ocasiones ha visto a jóvenes y personas mayores disfrutar de estar juntos? (Véase la sección 6.) ¿Qué podemos hacer en la familia y en la Iglesia para cultivar ese tipo de relaciones?
- Explique que en éstos los últimos días, se nos ha aconsejado cultivar una relación más profunda con nuestros parientes. El presidente Spencer W. Kimball dijo:
“Debemos instar a nuestros hijos a conocer a sus parientes. Para eso, debemos hablar de ellos, mantenernos en contacto con ellos, ir a visitarlos, invitarlos a actividades familiares, etc.” (En “Conference Report”, oct. de 1974, pág. 161; Ensign, nov. de 1974, pág. 112.)
Análisis
• ¿Por qué piensan que es importante conocer a nuestra parentela?Destaque los siguientes puntos:
(1) El amor de nuestros parientes nos da más seguridad en nosotros mismos y nos hace sentir aceptados por los demás.
(2) Tenemos la responsabilidad de ayudar a nuestros parientes; por lo tanto, debemos estar al tanto de sus necesidades.
(3) Si realizamos la investigación de la historia familiar en estrecha colaboración con nuestros parientes, la tarea nos será más fácil y estaremos en condiciones de enviar más nombres de nuestros antepasados para que se efectúe por ellos la obra del templo.Otra forma de fortalecer el vínculo familiar con los parientes es mantener correspondencia con ellos, tal como lo ilustra el siguiente relato de una jovencita y su abuela:
Natalia había vivido cerca de su abuela hasta su último año de secundaria [enseñanza media]; después, su familia se mudó a otra ciudad, y ya no podía visitarla con tanta frecuencia. El cumpleaños de su abuelita se acercaba y Natalia deseaba enviarle algo especial. Entonces se le ocurrió escribirle una carta para recordarle en ella todos los momentos felices que habían pasado juntas; le decía también lo mucho que la quería y le daba las gracias por todo lo que había hecho por ella cuando era pequeña. Fue tanta la alegría que la abuelita sintió cuando leyó la carta que lloró de felicidad; no sólo la leyó muchas veces, sino que envió copias de la misiva a varios miembros de la familia.
Análisis
• ¿Por qué creen que la abuelita de Natalia reaccionó de esa forma? ¿Qué podrían hacer ustedes para establecer esa clase de unión con sus abuelos o con otros miembros de la familia?
Los líderes de la Iglesia deben buscar el Espíritu con oración a fin de ayudar a los miembros a satisfacer las necesidades de la gente mayor.
- ¿Cuáles son algunas de las formas en que los líderes eclesiásticos y los miembros del barrio o la rama pueden ayudar a satisfacer las necesidades de las personas mayores? (Para consultar algunos ejemplos, véase la sección 7.)
Los años del ocaso de la vida pueden ser los mejores.
- ¿Qué significado tiene para usted experimentar el “gozo de vivir plenamente el Evangelio”? (Véase la sección 8.) ¿Qué ejemplos ha visto de personas que perseveran fielmente hasta el fin?