“La palabra de Dios, tal como se halla en las Escrituras, en las palabras de los profetas vivientes y en la revelación personal tiene el poder de fortalecer a los santos y armarlos con el Espíritu para que puedan resistir el mal, aferrarse a lo bueno y encontrar felicidad en la vida”.
Al afrontar las grandes dificultades de nuestra época, tenemos que aferrarnos a la palabra de Dios.
Considere lo que el presidente Benson dijo que era “una respuesta al gran reto de nuestros tiempos” . ¿De qué modo dicha respuesta puede ayudarnos a resolver las dificultades que afrontamos?
En 1 Nefi 8:24 y 30, ¿qué palabras describen los esfuerzos de la gente para aferrarse a la barra de hierro y llegar al árbol?
¿Qué piensan que significa “se adelantaban”?
¿Qué piensan que significa que se aferraron y se asieron constantemente a la palabra de Dios? (Puede que tenga que explicar que en 1 Nefi 8:30, la palabra asidos significa sujetos firmemente.)
¿Por qué debemos estudiar las Escrituras todos los días?
Cuando los miembros individualmente y en familia se sumergen en las Escrituras, otros aspectos de la actividad en la Iglesia ocurren de forma automática
Vuelva a leer lo que el presidente Benson dijo que sucedería “cuando los miembros en forma individual y como familias se [sumergieran] en las Escrituras en forma regular y constante”.
A menudo hacemos grandes esfuerzos tratando de aumentar los niveles de actividad en nuestras estacas; trabajamos diligentemente por incrementar el porcentaje de asistencia a la reunión sacramental; nos esforzamos por obtener un porcentaje mayor de hombres jóvenes que salen a la misión; luchamos por mejorar el número de casamientos en el templo. Todos ésos son esfuerzos dignos de encomio e importantes para el crecimiento del reino. Sin embargo, cuando los miembros en forma individual y como familias se sumergen en las Escrituras en forma regular y constante, esos otros aspectos de la actividad ocurrirán automáticamente. Aumentará el testimonio, se fortalecerá la dedicación, se afianzará la familia y llegará la revelación personal.
¿Por qué cree que el estudio de las Escrituras produce tales efectos?
Conforme estudiemos la palabra de Dios, recibiremos guía en nuestra vida cotidiana, la sanación del alma, y el poder para evitar el engaño y resistir la tentación
El presidente Benson dijo que el estudio de las Escrituras es una bendición y no una carga (véase la sección 3). ¿Qué bendiciones han recibido usted y su familia por medio del estudio de las Escrituras? ¿Qué consejo le daría a alguien que piensa que el estudio de las Escrituras es una carga?
• ¿Qué pensaba Nefi sobre las Escrituras? (Para que puedan contestar mejor esta pregunta, pida a una alumna que lea 2 Nefi 4:15.)
• ¿Qué quiere decir eso de que nuestra alma se deleite en las Escrituras? (Es valorarlas y disfrutar de la lectura.)
Explíqueles que al darnos cuenta de que en las Escrituras encontramos soluciones para nuestros problemas, les daremos más valor y las leeremos con más gusto (deleite).
Dígales que les va a leer el relato de Parley P. Pratt, uno de los primeros líderes de la Iglesia, de la experiencia que tuvo al leer el Libro de Mormón:
“Lo abrí ansiosamente y leí lo que decía en la cubierta; después leí el testimonio de varios testigos sobre la forma en que se había encontrado y traducido. A continuación, empecé a leer su contenido, página por página. Leí todo el día; comer era un fastidio, pues no sentía deseos de ingerir alimentos; al llegar la noche, era un fastidio dormir, pues tenía más interés en seguir leyendo.
“Mientras leía, el Espíritu del Señor me acompañaba, y comprendí y supe, con tanta claridad y lucidez como un hombre sabe que existe, que el libro era verdadero. Mi gozo llegó a su plenitud y me regocijé hasta el punto de recibir con creces el pago por todos los sufrimientos, sacrificios y trabajos que había pasado” (Autobiografía de Parley P. Pratt, Salt Lake City: Deseret Book Company, 1938, pág. 37).
Vean el video «La bendición de las Escrituras«. Pídales que busquen respuestas a la pregunta: “¿Por qué es importante que estudie las Escrituras?”. Invítelas a compartir lo que hayan encontrado.
La palabra del Señor es una dádiva valiosa, y no debemos tratarla a la ligera
¿Cuáles son algunos de los peligros de tratar la palabra de Dios a la ligera? (Véase la sección 4). ¿Qué podemos hacer para prestar mayor atención a la palabra de Dios?
Pida a la hermana a quien se lo haya asignado previamente que lea el trozo titulado “La meditación no es absurda”:
“En pequeña escala, aprendí la forma en que todos los santos hombres de Dios llegan a conocer a Dios y al evangelio. No se trata de un don que se da a un pequeño grupo selecto, sino de una bendición que se basa en el principio de la obediencia, las largas horas de dedicación y el estudio.
“Al leer las Escrituras… aprendí algunos detalles esenciales de la meditación y la indagación.
“1. Orar siempre antes de empezar a leer las Escrituras.
Es preciso concentrarse y estar libre de todo lo mundano. Además, se debe orar mientras se lee, cuando ciertos conceptos del evangelio iluminan el alma o cuando surgen interrogantes. No debemos vacilar en dirigirnos a nuestro Padre.
“2. Tener siempre a mano lápiz y papel mientras se lee.
Esta es una actividad estimulante y muchas veces la mente un poco confusa se llena de buenas ideas, metas y pensamientos interesantes.
“3. ¡Ir despacio! Este estudio no es una carrera.
Ya no es necesario terminar una cantidad determinada de capítulos antes de ir a acostarse; se puede pasar varios días estudiando un capítulo o un versículo. Si aprendemos pasajes de memoria, brotarán de éstos significados escondidos que no habíamos reconocido, sentidos que tienen aplicación a nuestra vida actual.
“4. Hacer preguntas mientras se lee…
Indagar y después suplicar al Señor. Al hacer preguntas, las puertas de mi corazón se abrieron y dieron entrada al Espíritu Santo para que morara en mí.
“5. Meditar.
Durante el día, detenerse varias veces en lo que se esté haciendo y meditar sobre ese concepto que se ha tratado de entender. Por ejemplo, si consideramos la idea ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo’, debemos repetirnos mentalmente el pasaje, llevar el pensamiento escrito en un pequeño trozo de papel y evaluar cada una de nuestras acciones de acuerdo con él.
“Para todo esto, es necesario obligarse a dedicarle tiempo; es un acto de renovación diaria. Al renovar así nuestro punto de vista, tenemos la recompensa de ver que nuestra vida sigue una dirección nueva e incluso de recibir revelación diariamente.
“Esa meditación nos lleva a adquirir una comprensión verdadera y más profunda del evangelio, de nuestra misión y de la gloria de Dios. Al reflexionar, muchas veces preparamos el camino para que la dulce paz del Espíritu Santo entre en nuestro corazón y nos ilumine todo el ser con la verdad…
“El presidente Joseph Fielding Smith dijo: ‘Toda mi vida he estudiado y meditado sobre los principios del evangelio y he procurado vivir de acuerdo con las leyes del Señor. Como resultado de ello, mi corazón se ha llenado de un gran amor por El y por Su obra, y también por todos los que tratan de llevar a cabo Sus propósitos en la tierra’ (“Conference Report”, oct. de 1971, pág. 6; cursiva agregada).
“Dedicar tiempo a la meditación. Esto es la clave para recibir gozo y conocimiento increíbles acá en la tierra.
“El Salvador dijo: ‘…Os dejo estas palabras para que las meditéis en vuestro corazón, junto con este mandamiento que os doy, de llamarme mientras estoy cerca.
“ ‘Allegaos a mí, y yo me allegaré a vosotros…’ (D. y C. 88:62–63)” (Susan Hill,
“Pondering Isn’t Preposterous”, New Era, mayo de 1976, págs. 49–50).
Me siento grandemente bendecida por esta pagina y aun mas por la gran ayuda que el poder De la Palabra de Dios nos da en cada una de nuestras vidas, agradecida por mi llamamiento
y por poder compartir con cada una de las Hermanas de las Iglesia, el testimonio de Dios, de Jesucristo y de su gran Evangelio.
Muchas gracias Adriana!
LAS ESCRITURAS NOS FORTALECEN, GUÍAN, INSTRUYEN… Y ACOMPAÑANDO LA PARTICIPACIÓN DE LAS ACTIVIDADES DEL LA IGLESIA COMPLEMENTO DE LA LUZ QUE NECESITAMOS PARA DISFRUTAR DE LAS BENDICIONES DEL ESPÍRITU DE DIOS., GRACIAS POR SUS PALABRAS.