La paciencia es la capacidad para perseverar la demora, los problemas, la oposición o el sufrimiento sin estar enojada, frustrada ni ansiosa. Podemos desarrollar paciencia al procurar hacer la voluntad de Dios y aceptar cuándo decide que ocurran las cosas, confiando en que cumplirá todas las promesas que nos hace. Al aprender a ser pacientes en las cosas pequeñas, nos preparamos para afrontar las pruebas más grandes con paciencia.
- ¿Qué experiencias le han enseñado sobre la paciencia (tanto las pruebas grandes como las experiencias menos dramáticas)? ¿Qué le ha ayudado a ser paciente durante tiempos difíciles?
- ¿A qué influencias se enfrentan las jóvenes en la sociedad de hoy en día que les pueden llevar a ser impacientes? ¿Cómo podría ayudarlas a aprender paciencia y confiar en el momento oportuno y las promesas del Señor? ¿Qué bendiciones recibirán si son pacientes?
Como clase, lean los párrafos 9-17 del discurso del élder Robert D. Hales “ Esperamos en el Señor: Hágase tu voluntad” en busca de respuestas a la pregunta “¿Qué significa esperar en el Señor?”. Si se desean reflexiones adicionales, invite a las jóvenes a buscar los pasajes que cita el élder Hales y a compartir cualquier cosa que éstos enseñen sobre la paciencia. ¿Cómo podrían las jóvenes utilizar las palabras del élder Hales o estos pasajes para ayudar a alguien cuya fe esté desfalleciendo?
Muestre el video “Continuemos con paciencia” e invite a las jóvenes a analizar lo que aprendan sobre la paciencia.
¿Cuáles son algunas situaciones en las que las jóvenes se muestran impacientes? Invite a cada joven a leer una sección del discurso del presidente Dieter F. Uchtdorf “Continuar con paciencia” y pídales que hagan un resumen para el resto de la clase de lo que aprendieron de la sección que leyeron. ¿Cómo puede el consejo del presidente Uchtdorf ayudar a las jóvenes a ser más pacientes?
Con frecuencia pensamos en la paciencia como un rasgo silencioso y pasivo, pero tal como dijo el presidente Dieter F. Uchtdorf, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, “…la paciencia no es ni una resignación pasiva, ni es dejar de actuar por causa de nuestros temores. Ser paciente significa esperar y perseverar de forma activa. Significa persistir en algo… incluso cuando los deseos de nuestro corazón se ven demorados. ¡La paciencia no es simplemente sobrellevar las cosas, sino hacerlo bien!”.
En la vida premortal, nuestro Padre Celestial preparó un plan para nosotros, Sus hijos procreados en espíritu, y clamamos con gran gozo ante la oportunidad de venir a la Tierra (véase Job 38:7). A medida que escogemos poner nuestra voluntad en armonía con la Suya durante nuestra vida terrenal, Él “[nos hará] instrumentos en [Sus] manos, para la salvación de muchas almas” (Alma 17:11).
El presidente Uchtdorf continúa: “Paciencia significa aceptar lo que no se puede cambiar y encararlo con valor, gracia y fe. Significa estar ‘[dispuestos] a [someternos] a cuanto el Señor juzgue conveniente imponer sobre [nosotros], tal como un niño se somete a su padre’ (Mosíah 3:19). En última instancia, paciencia significa ser ‘firme, constante e inmutable en guardar los mandamientos del Señor’ (1 Nefi 2:10) a toda hora de cada día, incluso cuando hacerlo sea difícil”1.
Las Escrituras nos dicen que, en nuestra vida terrenal, debemos “[ser] pacientes en las aflicciones, porque [tendremos] muchas”. Luego Dios nos da esta consoladora promesa: “…pero sopórtalas, pues he aquí, estoy contigo hasta el fin de tus días” (D. y C. 24:8).
El siguiente relato de la Biblia es un ejemplo de paciencia y fe:
“Y una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años… tocó el borde [del] manto [de Cristo]; y al instante cesó su flujo de sangre…
“Y Jesús dijo: …Alguien me ha tocado, porque yo he percibido que ha salido poder de mí.
“Entonces, cuando la mujer vio que no había pasado inadvertida, vino temblando y, postrándose delante de él, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado y cómo al instante había sido sanada.
“Y él le dijo: Hija, tu fe te ha sanado; ve en paz” (Lucas 8:43–48).
Al igual que ella, nosotras podemos encontrar bendiciones y consuelo, y aun sanación, al acercarnos a Jesucristo, cuya Expiación nos puede sanar.
Considere lo siguiente
- Según el relato de Lucas 8, ¿cómo fue recompensada la mujer por esos años de paciencia y después por su fe en Jesucristo?
me encanto estapaguina me encantaria que me llegaran notificacuones de aquella debia preparar un clase de la paciencia y aca esta todod me encanto
ESTA ENSEÑANZA ME HACE REFLEXIONAR QUE DEBO SER MUUUY PACIENTE SIN DEJAR DE CUMPLIR CON LA PRUDENCIA DEL DEL SEÑOR, ENCANTADORA LECCIÓN.