La forma en que nos comunicamos refleja nuestro entendimiento de quiénes somos como hijas de Dios. El lenguaje que usamos puede elevar y animar a los demás, o puede lastimarlos y ofenderlos. Cuando usamos un lenguaje edificante, invitamos al Espíritu Santo a estar con nosotras.
- Tome en cuenta el poder de las palabras. En su vida, ¿cómo ha utilizado palabras para inspirar, enseñar, consolar y comunicar? ¿Cómo han cambiado las normas del mundo respecto al lenguaje apropiado a lo largo de su vida?
- Piense en cómo ha visto que se comunican entre sí las jóvenes. ¿Cómo puede ayudarlas a entender la importancia de usar un lenguaje edificante y bueno?
Escriba las siguientes frases en la pizarra: Palabras que leemos. Palabras que oímos. Palabras que escribimos. Palabras que hablamos. Pida a una jovencita que lea Efesios 4:29–32 y que explique cómo se relaciona con las cuatro frases de la pizarra. Invite a las jóvenes a meditar en estas preguntas: ¿Cómo se sienten con respecto al tipo de lenguaje que leen, escuchan e utilizan? ¿De qué manera las palabras alientan o merman la guía del Espíritu Santo?
“El lenguaje que usamos es una proyección de nuestro corazón, y nuestro corazón debe ser puro”. – Élder Dallin H. Oaks, “Reverentes y limpios”, Liahona, julio de 1986, pág. 49
- 1. ¿Qué dicen de ustedes las palabras que pronuncian?
- 2. ¿Cómo pueden ser un ejemplo de los creyentes en palabra y conducta? (Véase 1 Timoteo 4:12.)
- 3. ¿De qué manera su vocabulario es un reflejo de su autocontrol?
Completen el siguiente cuestionario para cumplir con la experiencia 2 del valor Integridad. Haz una autoevaluación de tu integridad. Hazte las siguientes preguntas: ¿Evito el chisme, los chistes inapropiados, las blasfemias, las malas palabras y el tomar a la ligera los temas sagrados? ¿Soy totalmente verídica, moralmente limpia, honrada, digna de confianza en mis estudios y otras actividades? Ruega diariamente para que la fortaleza y la guía del Espíritu Santo te ayuden a vivir con integridad . Anota en tu diario lo que puedes hacer para mejorar tu integridad y al menos un hábito nuevo que quieras desarrollar.
Descargar la Autoevaluación de mi Integridad
“Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de que dé gracia a los oyentes”. – Efesios 4:29
Podrían leer con la familia la sección sobre el lenguaje que aparece en Para la Fortaleza de la Juventud (págs. 20–21). Hablen sobre lo que hay que hacer cuando las personas a su alrededor usan un lenguaje inapropiado.